Me atrevo a decir que ser profesor es ir a la escuela y ser cada día ese personaje que se enfrenta y absorber las ansiedades de los niños, sus rabias, problemas.

A su vez les brindamos un espacio, una parte de nuestro día (aunque eso nos quite nuestro tiempo libre, o el chance de ir al baño) para escuchar o resolver todas esas situaciones y emociones presentes. 

Nos salimos de nuestros propios mundos para evocarlos en ellos, solucionamos sus problemas manejamos sus temperamentos, (incluso pudiendo recibir un golpe), Todo esto antes de luego asumir nuestras responsabilidades en el aula, enseñando, planificando, reportando, corrigiendo y haciendo lo que nuestros trabajos demanda… Esto puede ser agobiante, y tener un espacio para ti. 

En mi experiencia como maestra y coordinadora, empatizo con todas estas situaciones y sé que a las maestras debemos cuidarlas, protegerlas, escucharlas. Y por eso quiero ser esa persona para que puedas drenar las cargas del día, buscar soluciones a diferentes problemáticas que se pueden presentar con alumnos, padres o coordinación,  calmar nuestro sistema nervioso es clave.